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Cambiar el mundo para que podamos “vivir en significaciones y cuerpos que tengan una oportunidad en el futuro” (Haraway, 1995)
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lunes

[Francisco: a su memoria]


Hace un par de años junto con varios compañeros y en diferentes ámbitos laburo recuperando tanto las palabras como las imágenes que forman parte de las memorias de múltiples personas que por alguna u otras razones, se transforman en valiosas fuerzas y partes para construir Historia. 
Hoy, en una tarde en que, con añoranza, evocaba algunos momentos de semanas que han pasado, pero me sacan una sonrisa, puse un disco, escuche un tema, Mundo agradable, y tuve el impulso de narrar algo que esta vez, forma parte del acervo de mis propias memorias...


tenía apenas 9 años, y en esas tardes cotidianas, en que Loly y Lele tomaban mates en calle pasco, me recuerdo parada en el marco de la puerta del patio, contemplando su imagen.

estaba sentado frente a un equipo de música -como si solo él existiera, o como si nos invitara a ser espectadores de ese, su momento- cantando con algunas lagrimas que se deslizaban levemente por sus mejillas y una potencia en sus cuerdas vocales que me impactó.

ese movimiento de su cuerpo, ese simple gesto de cantar a los gritos una canción, me hicieron presentir, desde mis pocos añitos, que existía algo que se dejaba decir más allá de las palabras, más allá de Serú ...

ese instante me atrapó.

pasados los años supe qué me ocurrió, pude significar esa intuición infantil.

En esa tarde en que lo miré pude vislumbrar y comprender que no era solo la belleza del tema, de la composición; existía un valor agregado en cada una de esas palabras y acordes que formaban "Mundo agradable" ...

había en ese tema mucho de una lucha interna que mantenía hacía tiempo consigo mismo, aunque también, su increíble capacidad de enseñarme a atrapar lo pequeño, el detalle, lo común, para no perderme en los laberintos, o tal vez, para que si ocurría, nunca tomara los atajos. Siempre había que atravesarlo de lado a lado ...

Construimos un código común con ese disco, ¿recordas? ...hoy, gritando yo sola el tema, intuí que lo maravilloso que tiene lo eterno es justamente este detalle: que pasados 19 años la imagen y las sensaciones están intactas en mi memoria; al igual que el amor y nuestro último abrazo ...

[pd: esta es mi casa donde quiero estar, y volveré a abrir tu corazón, aunque me desintegre en la transformación. Yo canto para abrazarte, y, mi querido Francisco, nos veremos otra vez] un compendio de Serú 92 ..
Lagrima Luna

viernes

¿Qué hacemos con el tiempo que tenemos?

Lecturas de noche, le decía Barthes, a las novelas como las de Goethe, Proust, Balzac, Brecht, etc*.Si, probablemente, así comencé mi pequeña inmersión en el mundo de la literatura, leyendo de noche, antes de dormir. En realidad, fue un recurso que durante un tiempo utilizaron para lograr que la pequeña Pame, venida al mundo con una eterno insomnio, conciliará el sueño reparador – epa, momento, (respire y siga) ¿reparador?, ¿para quién? Sino me dormía, ¿no sería que no lo necesitaba y eran mis padres, abuelos, tíos abuelos, quienes lo necesitarán? Enigma que tal vez, alguna vez, guste en resolver del modo más simple y falso-
Así era. Me relataban historias, hacían la parodia de “Zulu y Luz”, dos fantásticos nombres para los tremendos pies de mi padre o abuelo, o los más pequeños y refinados de mi madre y madrina, pero algo poco correspondientes con lo real, o mi real, uno era varón para mí, y el otro mujer, entonces, ¿mi mamá tenía un pie de mujer y uno de varón y lo mismo para mi padre? Algo había en ese intercambio que a mi no me cerraba, ¿no podrían haber puesto un pie cada uno así no me enloquecía intentado entender este tema de mujer con pies mixtos, o viceversa, hombre de pies mixtos?
No. Me la tenían que complicar, y después muchos me dicen que mi problema es que soy excesivamente rebuscada.
Bue. Continuemos. No recuerdo muy bien las historias que “Zulu y Luz” me contaban a diario. Tampoco las que me contaba Jerónimo, un indígena bastante común para los otros, pero de un carisma especial para mí, que venía a charlar y contarme cuentos en calle Pasco, solo ahí. Era la casa de Loly, Lele y Pancho; más tarde de Lara también. Pero Jerónimo solo hablaba conmigo y con Loly, a veces con Lele, pero después del “Eráse una vez” (Léase textual, el error ortográfico es intencional, fue un error de enunciación previo) el indígena quedo tan tentado, que apenas escuchaba su voz, se echaba a reír.
Tampoco recuerdo con la exactitud que quisiera recordar cuales eran todos aquellos cuentos, que lograban hacer que con una sonrisa conciliara el sueño.
Pero hay algo que no puedo olvidar: los cuentos, relatos y excentricidades que contenía “el Tesoro de la Juventud”, enciclopedia multifacética donde se encontraban cuentos, relatos, fabulas, lecciones científicas, imágenes, historia, geografía, música, mitologías, poesías, mmm, mucho mucho, aunque yo recuerdo los cuentos.
Esa fue mi primera etapa.

....dos pasiones, un escritor...

....dos pasiones, un escritor...
...Julio...