imaginemos -invocando palabras y metáforas de tantisimos protagonistas de esta, nuestra historia- un rompecabezas de millones de piezas que representa nuestra historia.
En ciertos sectores hay imágenes iluminadas, llenas de colores pasteles, pero en un extremo, que depende de la perspectiva de donde se mire es arriba o abajo, sube una sombra, bien oscura, bien intensa.
En el sector iluminado, cada pieza representa un montón de árboles, y encima de ellos, miles de aves. Algunas solo se ven los ojos, de otras algunas patas, el costado del ala, algunas con sus pichones,
otras cuidan los nidos, se ven muchedumbres de aves, siluetas completas.
Hubo un tiempo en que se robaron 30.000 piezas de un saque, creyendo que tal vez, serían escondidas de tal modo, que muchos las perderían de vista, las olvidarían.
Pero "existe una cita secreta entre las generaciones que fueron y la nuestra. Y como a cada generación que vivió antes que nosotros, nos ha sido dada una débil fuerza mesiánica sobre la que el pasado
exige derechos. No se debe despachar esta exigencia a la ligera", decía Benjamín. Cosa que, perdieron de vista los siniestros y soberbios seres que nos arrebataron las piezas. Olvidaron, también, que existen seres obstinados, seres que se agrupan, que preguntan, que luchan, que no se resignan, que se organizan, que otros tantos comienzan a caminar junto a ellos, a acompañarlos, porque, ese rompecabezas imcompleto es parte de la vida de todos ellos, y nosotros.
Y así, de a poquito, se va dando con las piezas, va rearmandose el rompecabezas. Aunque las piezas no están intactas, aunque estas piezas están dañadas, aunque pasaron años, décadas, y aún faltan demasiadas, no importa. Hay que seguir. Y cada una representa un logro.
Porque siempre se corre el riesgo de una nueva desaparición masiva de piezas -algunas de ellas, diciembre 2001, junio 2002, septiembre de 2006, y las cotidianas- porque aún en el día a día, continúan existiendo seres siniestros y soberbios que de modos más sutiles, roban piezas, las desgastan, las corroen, las "lastiman", las esconden, las encarcelan, las confinan al exilio interno.
La sentencia sabe a poco. Por ahí leí que hay muchos pibes cumpliendo condenas peores por muchisimos menos. Y eso, digamoslo, no sabe a poco, sabe a mierda directamente.
De todos modos, es un paso más, hablamos de Plan Sistemático, es una pieza más en este gran rompecabezas que es la historia de este, nuestro reducto nacional. Un nuevo día histórico donde se juzgó y condenó -publicamente- a algunos responsables, y eso, nos hace un poco más dignos, nos empuja a que sigamos asistiendo a la cita con nuestro pasado, y nos compromete en el presente y de cara al futuro, para seguir intentando construir el mañana de un modo diferente.
Lagrima Luna
Imágenes:
1-tomada de
No hay comentarios:
Publicar un comentario